Bienestar social

La soledad no deseada: un factor de riesgo para la salud que le cuesta miles de millones a España

Un nuevo estudio estima que el 13,4% de la población española sufre soledad no deseada, un fenómeno que impacta en la salud física y mental, provoca muertes prematuras y genera un elevado coste económico y social

GETAFE/09 MAYO 2025.- La soledad no deseada ha dejado de ser una cuestión emocional o anecdótica para convertirse en un problema de salud pública con consecuencias tangibles y cuantificables. Así lo demuestra un estudio presentado recientemente por la Fundación ONCE, que revela que este fenómeno afecta al 13,4% de la población española —con mayor incidencia en mujeres (14,8%) que en hombres (12,1%)— y genera un impacto económico multimillonario para el país, especialmente en costes sanitarios y pérdida de productividad.

Aunque tradicionalmente se ha puesto el foco en el sistema sanitario como eje central de la salud poblacional, son las condiciones de vida, los hábitos, el entorno social y, cada vez con más claridad, las relaciones personales, los factores que más influyen en el bienestar físico y mental. En este contexto, la soledad no deseada emerge como un factor de riesgo que no solo eleva el riesgo de padecer ansiedad, depresión o enfermedades cardiovasculares, sino que también acorta la vida. El estudio cifra en 848 las muertes prematuras atribuibles a la soledad, principalmente entre adultos jóvenes, un grupo en el que su prevalencia es especialmente elevada.

Además de su dramático efecto humano, la soledad también golpea el bolsillo de la sociedad. Según el informe, los costes sanitarios suponen el 43% del impacto monetario total, siendo las visitas a especialistas (64% de ese gasto) y el consumo de psicofármacos (mayoritariamente antidepresivos y ansiolíticos) los principales responsables. A esto se suman las pérdidas de productividad laboral, y los denominados costes intangibles, medidos en años de vida ajustados por calidad (AVAC), que representan una merma significativa en la calidad de vida de quienes la sufren.

El estudio, realizado a partir de una encuesta a más de 4.000 personas mayores de 15 años, advierte que los adultos jóvenes son quienes presentan mayores niveles de soledad, seguidos de las personas en las últimas etapas de la vida. En cambio, la etapa posterior a la jubilación parece ser un periodo de menor incidencia, lo que apunta a patrones sociales y laborales que merecen mayor análisis.

Las conclusiones del informe también resaltan las carencias metodológicas para medir con exactitud todos los costes derivados de este fenómeno, como los cuidados no remunerados, la atención privada o los efectos indirectos en las empresas. Pese a ello, los autores subrayan que esta investigación es un primer paso necesario para situar la soledad no deseada en el centro de las políticas públicas.

Desde el Observatorio de la Soledad No Deseada de la Fundación ONCE se reclama una respuesta firme por parte de las instituciones. Entre las recomendaciones destacan la inclusión sistemática de preguntas sobre soledad en las encuestas nacionales de salud y el uso del cuestionario EQ-5D-5L, que permitiría afinar los estudios de calidad de vida y evaluación económica en el futuro.

En palabras de los responsables del estudio, “la soledad no deseada ya no es un mal silencioso: es una epidemia del siglo XXI que exige atención, investigación y acción política inmediata”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *