Industrias

Corrugados Getafe anuncia su cierre tras años de conflictos

La empresa presenta un ERE para sus 152 empleados alegando presión vecinal, restricciones ambientales y competencia internacional. Los vecinos celebran el fin de una actividad que califican de insostenible y peligrosa.

GETAFE/01 MAYO 2025.-La siderúrgica Corrugados Getafe ha comunicado oficialmente a sus 152 trabajadores su intención de iniciar un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) por extinción de actividad, lo que supondrá el cierre definitivo de la planta ubicada en el municipio. La compañía, perteneciente al grupo CL, argumenta una confluencia de factores que han hecho inviable la continuidad de la actividad industrial.

Entre las razones esgrimidas por la dirección se encuentra la reciente modificación de la Autorización Ambiental Integrada que impide operar en horario nocturno, lo que limita la producción y, según la empresa, anula su competitividad. A ello se suma una inversión de casi 16 millones de euros en los últimos cinco años para mitigar el impacto acústico y cumplir con la normativa ambiental, esfuerzo que —según Corrugados— no ha bastado para calmar las presiones vecinales.

El CEO de la División Acero de CL Grupo Industrial, Miguel Ángel Leal, ha lamentado la decisión: “Después de casi cinco años intentando buscar soluciones a largo plazo, hemos tenido que tomar esta decisión debido a un contexto social, regulatorio, energético y de mercado que ha cambiado radicalmente”. A pesar de ello, ha reiterado el compromiso de la compañía con la sostenibilidad, la reindustrialización y el empleo de calidad a nivel nacional.

La empresa también cita el impacto de la política arancelaria de Estados Unidos, que ha desviado el excedente de acero chino hacia Europa, saturando el mercado y ahogando la viabilidad de muchas plantas locales.

Frente al inminente cierre, Corrugados Getafe asegura que los empleados tendrán acceso a recolocaciones en otras plantas del grupo, así como programas de apoyo a la transición profesional en colaboración con agencias especializadas, el Ayuntamiento de Getafe y la Comunidad de Madrid.

La otra cara del cierre: alivio vecinal y exigencia de responsabilidades

Desde la Plataforma de Personas Afectadas por Corrugados Getafe, el anuncio ha sido recibido con satisfacción, aunque teñida de solidaridad con la plantilla despedida. “En las condiciones en las que llevaban operando desde hace años, no era compatible con la vida en los barrios de Juan de la Cierva y Los Molinos. Lo sabían el Ayuntamiento y la Comunidad, pero permitieron que continuara”, denuncian.

Durante años, los vecinos alertaron de emisiones tóxicas, explosiones nocturnas, olores insoportables e incluso restos de material férrico en viviendas y colegios. La gota que colmó el vaso, aseguran, fueron incidentes como el de 2021 —cuando un trabajador resultó gravemente herido— o la admisión en 2023 de una liberación de radiactividad por parte de la empresa.

“Este cierre abre una nueva vida para nuestros barrios, pero no puede suponer el olvido. Queremos saber qué hemos respirado y qué ocurrió realmente en todos esos accidentes. Las administraciones deben responder”, concluye la plataforma vecinal.

El cierre de Corrugados Getafe marca así el final de una larga batalla industrial, social y política que deja tras de sí muchas preguntas sin resolver y a 152 familias en una delicada situación laboral.

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