Garzón rompe el silencio en Furor TV: «Izquierda Unida Madrid fue víctima del marxismo-ladrillismo»
El excoordinador federal de IU narra en No obstante los años más turbulentos de la organización en Madrid, denuncia prácticas corruptas y recuerda el precio personal que pagó por defender la renovación desde dentro
GETAFE/25 JUNIO 2025.- En una entrevista sin filtros concedida al programa No obstante en Furor TV, Alberto Garzón, exministro de Consumo y antiguo coordinador federal de Izquierda Unida, ha arrojado luz sobre uno de los capítulos más oscuros y silenciados de la izquierda madrileña: la decadencia orgánica de IU Comunidad de Madrid, sus tensiones internas, y su estrecha relación con el llamado marxismo-ladrillismo, una fórmula que mezcla ideología con connivencia urbanística.
Garzón no se anduvo con rodeos: “Izquierda Unida tenía una organización aparentemente confederal. Eso, en la práctica, significaba que IU Madrid era un partido político aparte… con autonomía para tomar decisiones que, en algunos casos, abrieron la puerta a dinámicas que hoy podríamos calificar de corruptas”.
El malagueño se refirió a los años de la burbuja inmobiliaria como un periodo en que la dirección regional madrileña de IU, en complicidad con sectores del PP y el sistema financiero, consolidó redes de poder municipal que terminaron por fosilizar el aparato. Un escenario que, según relató, generó profundas fracturas internas y minó la credibilidad de la formación ante sus bases.
Choque de culturas: desde Málaga contra el sistema
Al recordar sus primeros pasos como joven economista de provincias en las altas esferas del partido, Garzón describió el contraste con la política madrileña como un verdadero choque cultural: “Nosotros, los que veníamos de fuera, luchábamos por regenerar el proyecto. Pero enfrentarse a las estructuras de poder de IU Madrid era como entrar en una guerra de guerrillas política”.
Uno de los momentos más tensos, explicó, fue su enfrentamiento con Ángel Pérez, entonces portavoz en el Ayuntamiento de Madrid, quien llegó a atacarle públicamente: “Aparecía en ruedas de prensa insultándome con formas que aún no se han superado”. Aquellos años fueron también los de la irrupción de Podemos, que amenazó con vaciar las urnas de votos tradicionales de IU. Garzón recordó una noche especialmente dura en laSexta, cuando una encuesta situó a su partido en el 1% de intención de voto: “Maruenda me dijo: ‘Estás perdido’. Y tenía razón… pero no nos rendimos”.
Desfederación y reconstrucción
El punto de inflexión, como relató, llegó con la desfederación de IU Comunidad de Madrid: “Fue como pulsar el botón de reinicio. Una forma de empezar desde cero y salvar el capital humano que aún nos quedaba. Había más de 20.000 militantes que podían haberse perdido para siempre”. Aquel proceso, turbulento pero necesario, sentó las bases para la futura convergencia con Podemos.
Pero el coste no fue solo político. También fue personal. Garzón confesó que tras la maratón electoral de 2015 y 2016 acabó ingresado en el hospital con síntomas graves, que los médicos nunca lograron explicar con claridad: “Me dijeron que podía ser psicosomático. Tenía 40 de fiebre, fallos hepáticos y renales. El estrés, la ansiedad, me habían pasado factura”.
Unidad y redención
Con la creación de Unidos Podemos, la situación cambió. “Podemos reconoció que nosotros, con todo en contra, habíamos mantenido viva una organización histórica. Y eso nos unió. A nivel político fue un alivio, pero también lo fue en lo personal”. Garzón concluyó su testimonio dejando clara una idea: no fue una lucha por poder, sino por preservar la memoria y el tejido militante de una izquierda que, a pesar de todo, sobrevivió. Este relato no solo arroja luz sobre un periodo convulso, sino que también ayuda a comprender los dilemas que enfrenta la izquierda española en su constante proceso de reinvención. Desde Getafe, uno de los históricos bastiones de IU en el sur de Madrid, el testimonio de Garzón resuena como una advertencia y una lección para las nuevas generaciones.