Convivencia

Una caída en Getafe y la caída de la empatía: el caso de Esther García conmueve en redes

Una vecina de Getafe denuncia en Facebook haber sufrido una caída en plena calle Madrid sin recibir ayuda de los transeúntes. Su publicación ha desatado una avalancha de reacciones sobre la pérdida de humanidad en la sociedad actual.

GETAFE/02 MAYO 2025.- El pasado martes, Esther García Rodríguez, vecina de Getafe, publicó un mensaje en su perfil de Facebook que ha sacudido la conciencia de cientos de usuarios. “Gracias a todos los que me han ayudado a levantarme en la calle Madrid. Ahhh no! Que me he tenido que poner de pie sola”, comenzaba su relato, lleno de ironía y desazón.

Esther explicó que tras torcerse el pie y caer al suelo, ninguna de las personas que se encontraban a escasos metros acudió en su ayuda. “Tenía un banco con tres personas a un metro escaso de mí y nada, ni preguntar cómo estaba”, lamentó. Finalmente, consiguió incorporarse sola y, dolorida, se sentó en un banco a recomponerse.

Su testimonio no tardó en volverse viral, despertando una oleada de comentarios. La mayoría mostraban indignación, tristeza y solidaridad. Algunos compartían experiencias similares, como Yolanda, que recordó cómo se cayó en una calle cercana y tampoco recibió ayuda, o Eva, cuyo marido vivió la misma indiferencia hace apenas dos semanas.

Otros, como Fran Márquez, quisieron hacer una llamada al equilibrio: “Estoy seguro de que la mayoría de las personas sí ayudan. Has tenido la mala suerte de cruzarte con la minoría”. Sin embargo, el consenso generalizado en los comentarios apunta a una preocupación creciente: la pérdida de empatía en nuestra sociedad.

El caso también ha generado una reflexión colectiva sobre el miedo a intervenir. Algunos usuarios mencionaron experiencias traumáticas en las que ayudar terminó siendo contraproducente, desde malentendidos hasta robos. También hubo quienes señalaron que factores como el estrés, las prisas o incluso el temor a ser malinterpretados pueden estar detrás de esta pasividad.

Pero más allá de las explicaciones, lo ocurrido a Esther ha servido de espejo. Uno que refleja no solo la falta de reacción de algunos transeúntes, sino también una necesidad urgente de recuperar el valor de lo humano en la convivencia diaria. Como escribió un usuario: “Ayudar a los demás es ayudarte a ti mismo”.

Esther se recupera ya en casa, agradecida por el apoyo recibido en redes. Aunque el golpe fue físico, el verdadero dolor, según confiesa, ha sido emocional: “Al menos una mano para sentirte arropada”. Un gesto tan sencillo… que, a veces, puede cambiarlo todo.

¿Te ha tocado vivir una situación parecida en la ciudad?

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